
Es en la majestuosidad de la noche cuando brillan las estrellas y un cuarto creciente nos saluda con ternura esperando una pena de amor... allí, donde la NADA es necesaria para sentir la música del alma...
Es en la NADA cuando se inicia la vida... esos sentimientos que se guardan en las profundidades del alma.
Sólo en la NADA reconocemos nuestra pasión... y empezamos a preparar esa NADA con los colores del espíritu... nuevos, renovados, buenos.
El que no haya conocido la NADA no puede hablar de AMOR... el fin de todo principio.
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