En esta multiplicidad de partículas
los reflejos se suspenden en mi mano
donde nuestras próximas purezas
iluminan la pertenencia.
Es la huella de la sangre
que salpica nuestras letras
y no hay jardines ni rincones
jugando con mi alma,
sólo la inmensidad de los espejos...
Mis alas, hermano,
mis alas...
CARMEN DEL BLANCO
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