
Buenos Aires
camina triste
sacramenteando
casi sin mirar
entre sonámbulas calles presurosas
nariceando al día con madrugadas bocineras.
Y mientras tanto
los recuerdos
pueblan de rincones melancólicos las noches bochincheras.
Faroles cenicientos
de anidar
Goyeneches, Fontenlas, Vilas y Quinquelas,
concienten racimos memoriosos.
Buenos Aires, tridentiado
Buenos Aires, primavera
Buenos Aires futbolero del pisoteo callejero y
las
historias
apretadas.
Horas
que apuntalan
la grandeza
de estructuras mitológicas
enfrascadas en el crepúsculo geométrico
de umbría soledad
enraizada.
CARMEN DEL BLANCO
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