
Todas las tardes con fecha carente de importancia caminaba hacia la iglesia. Debía tener sentido la razón de sus salidas. Sus pies cansados de orgullo le debían la franqueza del alivio. Era tanto el entusiasmo del encuentro que no importaba cuan perdida atravesara la tristeza o el cause sinuoso que cortara años de buenas razones para desintegrarse, su existencia esperaba otro día para levantar la mirada y descubrir la luna colgando del azul puro del verano. Curiosidad de sensibles causas. Pilares de la ventura y desventura que se mezclan sutiles, inagotables, sosteniendo sueños con la precisión de la voluntad que todo lo crea...
Indefensa y con resignación, todas las tardes, apoyada contra el vidrio para verlo posar... un precioso vestido rosa-shoking que contemplaba embelezada, convirtiendo su mirada mansa en las llaves de la libertad... después volvía a su encierro a llorar las preguntas con honra en el alma... y así todos los días bañando los ojos de fuego y espera temiendo el dolor.
Aquella tarde el viento soplaba fuerte, presagiando quebrantos... temor de espinas que fueran muerte, mudanza y locura... porque el vestido rosa-shoking ya no estaba, ya no posaba... otras manos lo alcanzaron descubriendo su belleza y lo llevaron... y ella sin siquiera poderlo tocar... llorando la culpa... la de morir y callar...
CARMEN DEL BLANCO
No hay comentarios:
Publicar un comentario