El tiempo es demasiado lento para aquellos que esperan... demasiado rápido para aquellos que temen.... demasiado largo para aquellos que sufren.... demasiado corto para aquellos que celebran... pero para aquellos que aman, el tiempo es eterno. — (Henry Van Dyke)

domingo, 8 de noviembre de 2009

DESDE EL ESPEJO




Palmira aguardaba desconcertada cual costurera tomando medidas. Esbozaba una tierna y triste sonrisa frente al espejo, protegiéndose del destino. Campanas y caminos por un instante detuvieron la mañana en sus ojos como flores ultrajadas cedientas de poesía en la desnudez del silencio donde el corazón hizo de sus ampulosos gestos el principio de ninguna reacción.

Decidida me senté para escribirle y darle todo el ánimo posible. Durante algunos días anduve taciturna atándome peinados que mi caja de recuerdos prometía, buscando distraerme. Planificando el espacio sin sentimientos para los demás. De repente, Palmira dejó bruscamente la mesa, sobresaltada... ¿Debemos renunciar a todo por un ideal ? Tomé el papel... esperaba intuiciones. Me veía allí para pensar con ella... para morir atesorando momentos tal y como esperaba recordarlos... Necesitaba de la expresión plena de Dios. Palmira deseaba adentrarse más...

Las preocupaciones lógicas tenían que expresar sus emociones... ayúdenme a entender... Ojos entornados de ensoñación, mentón rígido, y cuello tenso abriendo viejas heridas cansadas de pensar... acabo de decírtelo y no me has dicho nada... Por un momento nos quedamos aturdidas con el pasado, taladrando...

Palmira se abalanzó sobre mi lo suficiente para dejarme recobrar el aliento, resuelta a desarmar esa ficción... bastó el milagro de la música para que el llanto dividiera a la memoria en dos mundos y dijo... Ni se te ocurra, es cosa de locos!... y continuando en reserva esperé con la cabeza apoyada en su cabeza, la respuesta... No te preocupes, es otra época la que asoma de satén blanco y yo cambiaría la introducción, las conclusiones y el título. El mundo está cambiando. Gira aunque parezca quieto. Un golpe tan rápido como la misma muerte. De qué te asombras?... si hasta las piedras llevan las huellas de muchos hombres. Así como es necesaria la presión para hacer estallar la pólvora, así el infortunio para descubrir misterios del pensamiento.

Lágrimas caían en cascada sobre los pómulos. Incapaz de decidir, acorralada como un animal ocultó su rostro. Aquel rostro de mirada abstracta, como de ciega... quedó perdido hundiéndose en el pozo de los reflejos... danza de las horas... y hermetismo...


CARMEN DEL BLANCO

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