Capaz de despertar en cada realidad entendí el valor de unas letras... Ternura e ironía pidiéndole cuentas a los sueños, brillaban consagrando el momento.
Me preguntaba cómo fueron sus primeros días? Dos estados secularizando el silencio, reflejando en el viento la caricia del destino, perspectiva de una historia que comparte la creación. Dos universos donde ironía y ternura conocieron el destierro y el dolor.
Me pregunto porqué habrán sido dispuestos aquellos primeros minutos de la primera hora del primer día?... Qué calvario entender y ver los sueños desplomarse, proyectándose al final de una sentencia triunfal. Con lágrimas de impotencia sucediendo a la última escena de un soñador...
Sin embargo lo importante no era entender... era no entregarse... luchar en medio de la confusión y la voluntad consumada...
Como una sombra invisible asfixiándolo todo, llegó la rutina. Qué sorpresiva resultó esta palabra acumulada durante aquellos días. Después no podía identificar nada, sólo una gran distancia me separaba de todo. Mis pulsaciones se debilitaban. Estaba agonizando.
Tres conocidas se acercaron a acompañarme... fortaleza, dulzura y elegancia. Sucede que no debía llorar, sólo aceptar. El llanto es protesta, me decían y no dependía de mí... El "hágase" se hundió en mí como una espada atravesando mi alma... Aquella muerte fue trascendental.
Desorientada y abatida en medio de tanta desolación navegaba entre luces y sombras comprendiendo a veces, claramente. Otras veces no tanto... Y fue en esa tarde de fidelidad cuando entendí lo mucho que te amo en esta virginidad del pleno consentimiento al pleno dominio del Amor. Y entender que sólo un contenido le da sentido y valor... Tu Presencia.
CARMEN DEL BLANCO
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