El tiempo es demasiado lento para aquellos que esperan... demasiado rápido para aquellos que temen.... demasiado largo para aquellos que sufren.... demasiado corto para aquellos que celebran... pero para aquellos que aman, el tiempo es eterno. — (Henry Van Dyke)

jueves, 19 de noviembre de 2009

GRITOS DE FLORES, GRITOS DE NIÑOS, GRITOS DE PAJAROS




Se preguntaba si la muerte, el derrumbe y los escombros son repetidos malentendidos o malas intenciones que se prestan las épocas en distintas circunstancias...

Sólo escuchó gritos de flores, gritos de niños, gritos de pájaros donde la naturaleza venera al Valle de Guernika, ciudad santa para los vascos... Y sin entender, en el mismo momento que soñaba con el heroísmo de amar, interpretó el blanco programado de aviones alemanes. De bombas que sentenciaron vidas como en Hiroshima. Esa alternativa nuclear que estalló el horror y fue armamento de la desolación sin tiempo para esperar el miedo...

En Guernika se respetaba la vida y se discutía el rumbo de su gente a la sombra de un roble. El amado árbol de Guernika mecía sus ramas con ritmo de libertad. Como decían los vascos de entonces... "En la tierra vasca auténtica nunca existió más que una clase social, la de los vascos."

Fue en la década del treinta, mediando su séptimo año, cuando el pueblo ardió en llantos de desesperación. Fue la década del espanto. El ocaso de avencindar las estaciones que detuvo a Pablo, allí, donde el miedo acorrala a los sentimientos impidiéndoles reaccionar.

Sacudido el tiempo pintó los hechos con el sentimiento de un pueblo, plasmando en el lienzo ríos de tristeza y desconsuelo. El tormento fotográfico del pánico desafiándolos desde la retina del dolor. Una huella profunda que corporizó, emblemática, lo difícil que resulta vivir en paz...

Y sin entusiasmo, herederos de una agonía inimaginable, colgaron en todas las casas de la ciudad, copias del Guernika. Fueron centros de energía abominando la crueldad de la humanidad contra sí misma.
Fue el grito de la tierra deshumanizada. Abandonada a las potestades. Sin jurisdicción.

Gritos que desataron en Picasso trazos de la corriente nueva con pinceladas que Europa proclamó. Son los rasgos que cargan en las figuras geométricas, las aristas cúbicas de la historia. Expresión declarada y permanente del siglo XX.

Sin embargo la vida terminó allí, en el bosque de la memoria, donde las flores, los niños y los pájaros continúan recorriendo la tierra encadenados a un grito.


CARMEN DEL BLANCO

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